El ser humano es así, la mentira es uno de los recursos más usados y es mentiroso por naturaleza.
Aprendemos a mentir desde pequeños unas veces para librarnos de castigos y otras para conseguir lo que queremos.
Se sabe que empezamos a mentir sobre los dos años de
edad, y que no paramos jamás de hacerlo, lo que por otra parte no es sino una
maduración del cerebro. Mentir requiere el doble de esfuerzo, ya que es preciso
inventar una realidad alternativa.
Los adultos tienen esta “cualidad” muy mejorada y pueden inventar auténticos peliculones.
Los adultos tienen esta “cualidad” muy mejorada y pueden inventar auténticos peliculones.
Los motivos para mentir no varían demasiado con la
edad, aunque con los años, vamos asumiendo la llamada “mentira piadosa” como
algo educacional.
Un niño se fija en las mentiras de sus padres y
normaliza esta conducta: ve que su padre sonríe y coleguea con el vecino en el
ascensor y luego en casa le pone a caldo, también ve cómo su madre dice que no
se encuentra bien cuando no le apetece algún plan y no es cierto.
Son mentiras sociales, porque a veces la verdad es
simplemente imposible de soportar. Esas personas que no tienen filtro y que
dicen todo lo que se les pasa por la cabeza no están bien vistas socialmente,
las vemos maleducadas e incluso pensamos que les puede faltar un hervor...
(¡Cómo se atreve a decirme eso, a mí, en mi caraaa!).
No son buenos modales.
No son buenos modales.
Los padres prácticamente “obligan” a los hijos desde
pequeños a mentir:
-Vamos dile que te gusta el regalo...
-Mira qué guapo esta Fulanito, díselo..
-Hay que ver lo buena que está esta comida, ¿verdad
que a ti también te encanta?
Los padres piden a los hijos que mientan y se
guarden sus opiniones, porque lo contrario no estaría bien visto.
Ahora bien, crecer entre reglas muy estrictas y
amenazas no hace que se mienta menos, pero tampoco el crecer en un ambiente
demasiado permisivo.
Lo ideal es tener unas cuantas normas que cumpla toda la familia, padres incluidos y que se puedan discutir.
Aunque parezca mentira hay estudios que demuestran que aquellas personas que se rebelan y discuten, son las que menos mienten.
Lo ideal es tener unas cuantas normas que cumpla toda la familia, padres incluidos y que se puedan discutir.
Aunque parezca mentira hay estudios que demuestran que aquellas personas que se rebelan y discuten, son las que menos mienten.
CÓMO “CAZAR UNA MENTIRA”, CÓMO SABER CUANDO ALGUIEN MIENTE
Nada es infalible, pero en psicología hay unos
cuantos trucos sencillos que se pueden seguir.
Uno de ellos se llama “Mirada de
Pinocho”: Si se mira a la derecha mientras se responde,
probablemente se está mintiendo. Si se mira a la izquierda, significa que se
está recordando algo, y por lo tanto, que se está diciendo la verdad.
Como hay personas que funcionan el revés, conviene
preguntar antes una pregunta de la que sepamos la respuesta para ver hacia qué
lado dice la verdad.
Otro tema importante es prestar atención al lenguaje
corporal: parpadear demasiado, morderse el labio, tocarse el pelo, adoptar una
postura forzada... todo esto son síntomas de no estar diciendo la verdad.
Más
información:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario: